Se consideran hacedores de títeres. Se sienten felices de ser quienes acercan el objeto títere a los niños, ya que serán estos quienes harán que el oficio de titiritero trascienda. Desde hace más de diez años trabajan en la construcción de títeres y muñecos. Su oficio nace de su fascinación por este arte, de la obstinación por las cosas hermosas. Con orígenes relacionados con el teatro y las artes plásticas, hicieron nacer la tiendita en un pequeño pueblo de Extremadura llamado Montijo. Allí empezó el taller, a la vista de los paisanos que les miraban atónitos. Fueron años hermosos en donde a la vez que hacían aprendían. Hay muy poca formación para este oficio de hacedor, afirman, pero gracias a Unima hicieron diferentes cursos en distintos puntos de España y conocieron muchísimos titiriteros que admiran profundamente. Actualmente el taller se ha trasladado al Valle de Ambroz, a un pueblito llamado Hervás. Allí, entre cerezos, siguen recorriendo ferias, trabajando en diseños, ideas, proyectos en relación a este arte.