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Galicia

En Galicia no había una tradición de títeres más allá de los ciegos que los utilizaron bajo sus capas para contar leyendas, hasta la llegada de Barriga Verde de la mano de José Silvent, cuyo padre era francés y llegó a Galicia tras pasar por Portugal, donde se familiarizó con el idioma y con los títeres de Don Roberto. En 1933 las Misiones Pedagógicas de Bartolomé Cossío, con el intelectual gallego Rafael Dieste al frente del Retablo de Fantoches, llevaron el teatro guiñol por buena parte de Galicia. En 1960 concluyó la trayectoria de aquella barraca de feria que, con el nombre de Barriga Verde, había recorrido durante cincuenta años la mayor parte de Galicia, pasando a formar parte de la memoria colectiva. Sería en 1979 cuando surgió el primer grupo de la nueva era del títere gallego: Os monicreques de Kukas. En la década de los ochenta se produjo el desarrollo del teatro de títeres en esta nacionalidad, conformándose un buen número de grupos como Artello, Trécola, Viravolta, Tanxarina, Cachirulo, Yheppa, Seisdedos…
Fruto de ese crecimiento es la creación de UNIMA Galicia, que se organizó con varias comisiones para abordar temas como la creación de un Centro de Documentación, la formación, las publicaciones, la organización de los Encuentros de los Titiriteros Gallegos, así como la relación con las instituciones autonómicas para favorecer su implicación en el desarrollo del títere gallego, lo que redundó en la creación de varios festivales y circuitos de teatro de títeres.

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